La trama poética de 2/3 de Elia S. Temporal, por Patricia Crespo Alcalá
Patricia Crespo Alcalá reflexiona sobre 2/3 de Elia S. Temporal, donde la épica íntima contemporánea deviene una respuesta ética.
En un momento en que los géneros literarios entrecruzan sus fronteras para explorar sus límites, la poética narrativa reaparece. La recuperación reciente, de manera especial en voces de poetas contemporáneas, de una tradición tan antigua como la propia literatura —ya la poesía épica griega, Ilíada o Odisea, narraba en hexámetros una historia— apunta a algo más que una mera experimentación formal: sostener una unidad de sentido y evolución manifiesta de una acción, abordar desde una complejidad mayor distintas perspectivas en un juego con el lector, y, fundamentalmente, desplazar la veracidad exigida a la poesía para ficcionar una experiencia que subvierte los patrones morales establecidos o imperantes. No se trata, pues, sólo de una necesidad expresiva en la busca de hibridar géneros, sino que tras esta decisión estética se encuentra una respuesta ética.
En 1998 Anne Carson publica Autobiografía de Rojo [1], calificada como una novela en verso,un poema narrativo inspirado en la Gerioneida de Estesícoro. En la versión de la canadiense Gerión es un joven gay enamorado de Heracles, siendo éste una de las caracterizaciones más complejas de la literatura queer contemporánea [2]. A través de la reinterpretación del mito griego y de la narración, Anne Carson se aproxima a una temática aún controvertida, como eran las relaciones homoeróticas, para acercarla a los lectores. En el año 2020 la poeta y dramaturga británica de ascendencia india, Bhanu Kapil, es premiada con el premio T. S. Eliot de Gran Bretaña por Cómo lavar un corazón [3], nacido de una performance. El poemario nos relata la historia de una artista india que, acogida por una familia, nos confronta a la realidad de la migración y la xenofobia encubiertas baja una falsa hospitalidad cuyo propósito es más calmar la conciencia que asilar [4]. El posicionamiento político y social del poemario desnuda el neocolonialismo y cuestiona los presupuestos occidentales desde los que en ocasiones se acoge al otro.
Sin obviar la existencia de otros, en el año 2024 se publican tres poemarios narrativos escritos por tres mujeres, cuyo eje gira en torno a relaciones afectivas heterosexuales fuera de los vínculos normativos de pareja: María J. Mena en Esclavos de nuestro silencio (Impronta, 2024), Ágata Navalón en Piscina del Oeste (El sastre de Apollinaire, 2024) y Elia S. Temporal en 2/3 (Colección Melibea, 2024) [5]. Si bien el objeto de nuestro análisis será el poemario de Elia S. Temporal, es importante destacar que, aunque son tres propuestas que poetizan una historia, cada uno de ellos lo enfoca de una manera singular. María J. Mena [6] nos propone en un entorno urbano el reencuentro entre dos amantes distanciados por el tiempo, dándole voz a ellos y a sus pensamientos; el lector acompaña como testigo la historia, primero desde la voz del "yo", suponemos la poeta o personaje femenino, y después la versión de "tú" / "él" de los mismos hechos, ofreciéndonos una cierta omnisciencia sobre ellos. La elección de este género híbrido por parte de la autora madrileña parece responder a una intención que expresa en unos versos:
No eres poesía, no.
Eres relato o novela,
o un ensayo completo sobre la naturaleza humana
o tal vez una enrevesada narración
contada al calor de un fuego que no encendió nadie
[…]
No eres poesía, ya lo he dicho,
ni llegarás a serlo nunca,
porque yo no te quiero así
ya que no existe ningún género en el que pueda encasillarte,
y sólo sé que te has ido transformando
en una sencilla historia,
que solo me habla de amor (p. 35).
María J. Mena plantea una negación aparente —"no eres poesía"— que, en realidad, funciona como afirmación de una intersección de géneros. La trama de Esclavos de nuestro silencio traza una crónica cuyo final queda abierto, pues la poeta juega al despiste con el lector ofreciéndole varias posibilidades de "epílogo" según los gustos.
Piscina del Oeste de Ágata Navalón nos relata a modo de diario un verano en una piscina en el barrio de Patraix de Valencia, donde el amado ausente es invocado en medio de una calurosa rutina urbana. Este amante, que nunca llega, se filtra entre las tareas cotidianas y, así, seguimos a la protagonista en su recorrido por los veintitrés días de ese verano, incluso conociendo a distintos personajes, al modo de una novela, cuyo protagonista es un amado / amante al que se cree o se sabe que se ama, cuasi como una profesión de fe:
Estoy en la piscina del Oeste y alguien me ha llamado.
Escucho una voz lejana que pronuncia mi nombre.
Mi nombre de bautismo en esta piscina.
Solo tengo uno este verano.
Lo pronuncia uno de los guardianes de taquillas y bañistas,
mujer trenzada vikinga de piscina (p. 65).
Nunca llegamos a saber quién es ese "tú" al que espera la narradora y nadadora de Piscina del Oeste, y la no identificación de quién es intencionadamente arrastra al lector a imaginar a un amante más que a un esposo como receptor de todas las palabras de amor.
En 2023 el jurado del Premio Rafael Morales otorga a Elia S. Temporal su premio por el poemario 2/3. El título es ya una declaración de intenciones de esa relación amorosa triangular que parece subyacer en la trama poética de esta historia, pues la poeta se propone seducir al lector con un cierto equívoco, como el esbozado con la referencia a Don Juan y los Juanes, a quienes dedica el libro. El poeta Juan Luis Bedins señalaba:
poetiza un relato, un fragmento de vida, en este libro. En un ejercicio concienzudo, deliberadamente ambiguo y, por tanto, sujeto a diversas interpretaciones, cada poema constituye un capítulo de la historia. El libro, por tanto, ofrece una unidad total, tanto semántica como estructuralmente […] Los planos narrativos (valga la expresión por tratarse de poesía) se superponen, se mueven y nos confunden; también los diálogos y los propios personajes y situaciones. Todo nos lleva a un relato con posibles verdades, derroche de imaginación y fantasía, y flashes oníricos. Y cada lector que realice su propia interpretación. Eso ya entra dentro de la subjetividad de la poesía. [7]
La propuesta de Elia S. Temporal es, pues, deliberada: escribir una novela bajo la apariencia de un poemario ("Perdone, profesor, que novelice las trazas"), de una manera mucho más marcada que las anteriores autoras. La poeta no es ajena al ejercicio narrativo al que impone la escritura poética:
Cuántas novelas acabadas,
exprimidas las últimas páginas con la mueca
de la decepción.
[…]
(Si tú derramaras esta novela...
no le tapes la boca, no escatimes la savia.
Dámela de beber) (p. 40).
Y consciente de ello retorna a la metaescritura poética como confirmación de su identidad poética:
Orazio Aldrovandi quiere ser editor,
quisiera leer mis inéditos.
Leerlos al tiempo que yo los leo.
[…]
Papel plegado, verso acallado,
todos los versos sin mecanografiar (p. 43).
La narrativa se despliega y cohesiona por medio de las tres partes del libro —relativas a los tiempos (pasado-presente-pasado)—, los títulos de los poemas, clarificadores sobre lo que acontece en el poema-capítulo, al tiempo que se construye y deconstruye a través de un diálogo fragmentario; este se sucede entre Andrea, protagonista que arriba a la Universidad de Bolonia como becaria para escribir parte de su tesis doctoral, y Orazio, catedrático italiano con quien parece establecer una relación amorosa ¿o no?, creándose un triángulo amoroso —triángulos (pitagóricos) mencionados con astucia e ironía en varios versos— ya que Andrea tiene pareja. El regreso a Italia provoca el recuerdo de aquel otro viaje, cuando estudiaba. Este diálogo se visibiliza a su vez a través de recursos tan disruptivos como eficaces visualmente —la cursiva, las interrogaciones retóricas o los paréntesis—, aunque, fundamentalmente, por medio del uso de otras lenguas: italiano, euskera o latín. Esta riqueza idiomática incide en la verosimilitud del relato que subyace en los poemas. Que la autora, y la protagonista, es filóloga ("será tópico literario o retórica clásica / de la que cualquier filóloga podría incautarse") es determinante en la urdimbre que hilvana parte del contexto narrativo, no sólo por el juego etimológico con el nombre de Andrea, femenino en castellano, masculino en italiano ("una mujer con la carga de su nombre. / Una mujer con hombre en la raíz"), sino en las referencias clásicas a los trágicos (Sófocles, Eurípides) o la poesía de Horacio, con un claro guiño al catedrático. Se rearma en femenino un saber clásico apropiado por la cultura masculina. Porque este poemario encierra también una crítica al espacio de poder masculino en el entorno universitario. Es innegable que el catedrático busca y desea a Andrea:
Era tu triple proyecto
desde el día en que me conociste:
llevarme un vaso a los labios,
tropezar con mis labios
(darme un beso en los labios).
Intentaste
conducirme a tu casa, cocinarme la noche (p. 50).
De la misma manera que con otras alumnas utiliza su estatus de poder para acostarse con ellas, cuestionando desde el feminismo, que caracteriza siempre la escritura de Elia S. Temporal, las prácticas abusivas en los ambientes académicos:
Se acumulan las alumnas en la puerta.
[…]
Que sigan preguntando. Aldrovandi (insensatas),
Orazio (deslenguadas), ¿podemos saber
si vamos a aprobar? Y amanecen cada vez
con más azar en el escote. Buenos días.
Se acumulan los exámenes, las prácticas,
las medias por hacer (las medias
sin quitar) (p. 27).
E tutti si chiamo Giovanni, escribe en el poema #Metoo. Andrea no es ingenua ni se deja aparentemente impresionar o atrapar por el catedrático, "Tengo alergia de las nubes. Estoy harta de soñar". No obstante, se desnuda un sutil y sinestésico erotismo a lo largo de todo el poemario que nos enraiza con un cierto hedonismo: "¿Tienes miedo a que te muerda la vida? / Muerde la vida. Sabe que no duele siempre./ No sangra siempre. A veces produce placer". El carpe diem horaciano reverbera entre los soportales de Bolonia, el helado de chocolate, el olor a albahaca fresca de ese verano de estudios. Y, todo ello, sin que la fuerza lírica, el ritmo, las imágenes, la sugerencia al convertir lo cotidiano en universal se resienta, sino, al contrario, se expanda agrietando los límites entre los géneros de una manera luminosa.
Así pues, en este cuaderno de un viaje pasado, Elia S. Temporal nos traza un collage narrativo del que el lector es cómplice. El distanciamiento del "yo" o disolución de la identidad de la poeta, que permite la ficción narrativa sobre la poesía, posibilita abordar una temática cuestionable y compleja emocionalmente desde un punto de vista personal, así como mantener una tensión argumentativa, mientras la poesía le otorga fuerza expresiva y el espacio para la investigación lingüística, el desdoblamiento de significados, el pensamiento invisible. Arriesga con acierto 2/3 en una épica íntima contemporánea, territorio que sobre el que tantean distintas poetas actuales, un género híbrido que deviene como respuesta estética al dilema ético.
Referencias bibiográficas
Ágata Navalón, Piscina del Oeste, Madrid, El sastre de Apollinaire, 2024, 84 páginas.
Elia S. Temporal, 2/3, Talavera de la reina, Colección Melibea, 2024, 86 páginas.
María J. Mena, Esclavos de nuestro silencio, Gijón, Impronta, 2024, 59 páginas.
[1] Traducción de Jordi Doce, Valencia, Editorial Pre-Textos, 2016.
[2] Entrevista a la autora en https://www.interviewmagazine.com/culture/anne-carson-punches-a-hole-through-greek-myth
[3] Traducción de Carlos Bueno Vera, Segovia, La uña rota, 2025.
[4] P. Crespo, https://www.zendalibros.com/la-hostil-hospitalidad/
[5] Las tres autoras de alguna manera esconden su nombre real.
[6] Sobre este poemario y su relación con Anne Carson, véase J. L. Díaz Caballero, https://www.zendalibros.com/esclavos-de-nuestros-silencios-conquistar-lo-que-es-justo/
[7] https://www.todoliteratura.es/noticia/60447/poesia/una-poetica-del-relato.html

